Las situaciones que vivimos en el mundo exterior y con otras personas, son mensajes en el espejo que nos avisan que es hora de sanar algo que hay que resolver en el interior, psique, mente, alma o corazón, como quieras llamarlo.
Esas situaciones, las escoges tú. Es de forma inconsciente, pero si, las escoges tú.
Comprendiendo heridas del alma
Un padre o una madre que no estuvo en contacto con sus propios sentimientos, no tolerará los sentimientos de su hijo.
Si tu madre no sabía, no sabe o no supo amarse a sí misma, o tu padre no sabía, no sabe o no supo cómo amarse a sí mismo; entonces era imposible para ellos, enseñarte a amarte a ti mismo.
Hacían lo mejor que podían con lo que les habían enseñado.
Una herida de infancia (o un trauma) afecta el cerebro, pero sanar, también cambia al cerebro 🙂 y en eso nos concentraremos.
Y quizás pienses que un niño no es responsable del dolor no procesado ni sanado de su padre o madre. Es verdad, pero tú, ya no eres un pequeño.
Ahora que eres consciente, rompe el ciclo.
Cuidarás, mirarás por ti, te reconocerás y te escucharás tu a ti.
Se paciente contigo, porque quizás llegues a sentir que no estás sanando pues quizás esperas ser la persona de «siempre», pero esa persona ya no existe.
Date el espacio para transformarte, permítete cambiar dejando que el dolor que esté atascado, se transpire, se drene, que la vida respire a través de ti, y así, volver a nacer.
Uno se cura desahogándose, sacando la emociones embasuradas y guardadas adentro. Uno no se cura inhibiéndose y reprimiendo lo que siente.~ ¡Punto! ~
Ceci Pantin
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